El Ministerio del Padre Emiliano Tardif msc

Texto de una película realizada por

Lurnen 2000 (editado)

Era el octavo de 13 hermanos de una familia canadiense. Tenía 12 años de edad cuando escuchó la prédica de un sacerdote dominico que salía enviado como misionero al Japón. En aquel momento se dijo: «Algún día seré sacerdote misionero como él».

Pasaron los años y el Señor lo llamó a los Misioneros del Sagrado Corazón. Fue ordenado el 24 de Junio de 1955 y enviado como misionero a la República Dominicana en septiembre de 1956.

En 1973 era Provincial de los M.S.C. en la República Dominicana, cuando se enfermó. Había pasado 16 años abusando de su salud, construyendo iglesias, centros de promoción humana, seminarios… EI 14 de junio tuvo que ser llevado al hospital y luego trasladado a Canadá. Allí se le diagnosticó una tuberculosis pulmonar aguda, con fuertes lesiones en ambos pulmones. Los médicos dijeron que tal vez con un tratamiento de un año y reposo podría volver a casa.

Estando en el hospital, fueron a visitarle cinco laicos de un grupo de oración de la Renovación Carism��tica y se ofrecieron para orar por él.

Usted está perfectamente

El Padre Emiliano nos cuenta: «En República Dominicana, me había burlado de la Renovación Carismática, diciendo que América Latina no necesitaba el don de lenguas sino promoción humana. Como sacerdote misionero pensé que no era edificante rechazar la oración, pero acepté más por educación que por convicción. No creía que una simple oración pudiera conseguirme la salud. Durante la oración yo sent�� un fuerte calor en mis pulmones. Pensé que era otro ataque de tuberculosis y que me iba a morir. Pero era el calor del amor de Jesús que me estaba tocando y sanando mis pulmones enfermos. Durante la oración hubo una profecía, el Señor me decía: «Yo har�� de ti un testigo de mi Amor». Jesús estaba dando vida no sólo a mis pulmones, sino a mi sacerdocio y a todo mi ser. A los tres o cuatro días me sentía perfectamente bien. Tenía apetito, dormía bien y no sentía ningún dolor en mis pulmones. Los médicos trataron de investigar qué había sucedido pero concluyeron diciendo: «Esto va en contra de todas nuestras teorías, no entendemos lo que ha pasado, pero usted est�� perfectamente. Váyase a su casa». Salí del hospital sin recetas, medicinas, ni cuidados especiales.

El Padre Emiliano estuvo un año estudiando la Renovación Carismática y visitando los principales centros carismáticos: Québec, Pittsburg, Notre Dame y Arizona. Después regresó a la República Dominicana y fue destinado a una parroquia en la ciudad de Nagua.

Nagua

Esta fue su primera misión. Reunió unas 40 personas, les contó su testimonio y oró por los enfermos. El Señor sanó a dos de ellos y de ahí en adelante cada semana venían más y más personas, y las sanaciones se multiplicaban. El Señor sanaba toda clase de dolencias desde cáncer hasta artritis. Muchas personas transformaron sus vidas. Hubo jóvenes que se liberaron de la droga y el alcohol, parejas que vivían en unión libre se casaron, y muchas prostitutas se encontraron con Jesucristo vivo y resucitado. Fue tan notorio el cambio de este pueblo que se llegó a decir de Nagua, que había sido una ciudad de prostitución, era ahora una ciudad de oración. De 500 casas de prostitución el 80% cerró sus puertas y muchas de ellas se convirtieron en casas de oración.

Pimentel

EI 10 de junio de 1974, el Padre Emiliano tuvo que sustituir en sus vacaciones al párroco de Pimentel, durante tres meses. Aquí también empezó a organizar reuniones de oración.

En la primera reunión se sanó un hombre que tenía la columna vertebral rota y hacía 5 años y medio que no caminaba. Esta sanación fue presenciada por 200 personas.

En la segunda reunión ya habían 3,000 personas y el Señor sanó a una mujer que estaba ciega desde hacía 10 años. Esta sanación impresionó a todo el pueblo.

A la quinta reunión asistieron 42,000 personas de todo el país y del extranjero. El Señor seguía tocando los corazones y sanando a los enfermos.

Sin embargo, estas reuniones llenaban las calles, y las carreteras se congestionaban. El Padre Emiliano conversó con Monseñor Flores, obispo de la Diócesis de La Vega y llegaron a un acuerdo: dividir la multitud en pequeños grupos de oración y cancelar las grandes asambleas.

Se establecieron en Pimentel 45 grupos de oración en distintos lugares de la parroquia. El Señor siguió actuando en estos grupos: en la reunión del13 de noviembre de 1975 se verificaron 22 sanaciones. La gente de Pimentel dice «ya no hay muchas sanaciones, porque nos quedan muy pocos enfermos».

___________________________________

  1. Emiliano Tardif msc (1928 – 1999)

(Nota de Prensa Misioneros del Sagrado Corazón, en Santo Domingo).

El P. Emiliano Tardif M.S.C., falleció hoy, 8 de junio, hacia las siete de la mañana, de un infarto cardíaco, en San Antonio de Arredondo, Provincia de Córdoba, Argentina. El lunes 7 el P. Emiliano había empezado a predicar un Retiro a 250 sacerdotes.

El domingo 6 el P. Emiliano había celebrado su cumpleaños 71 en la Casa de la Anunciación (Santo Domingo) acompañado de varios de sus compañeros M.S.C., de miembros de la comunidad laical Siervos de Cristo Vivo y de muchos amigos y amigas. La celebración consistió en una Eucaristía presidida por el P. Dario Taveras, Superior Provincial del Padre Emiliano y en una comida compartida portados los asistentes. A la 1 :00 de la tarde, muy contento de la celebración de este cumpleaños, partió hacia el aeropuerto para tomar el avión que lo llevaría primero a Miami, y después a Buenos Aires.

El P. Emiliano Tardif nació (y fue bautizado ese mismo día) el 6 de junio de 1928 en un pueblo llamado San Zacarías, en la Provincia de Québec, Canad��. Hizo sus estudios primarios en su pueblo natal y los secundarios en el Seminario Menor que los Misioneros del Sagrado Corazón tenían en Beauport. Terminados sus estudios secundarios hizo su año de Noviciado, de iniciación a la vida religiosa en Sainte Clotilde, haciendo su profesión religiosa el 8 de septiembre de 1949.

Joven profeso de los Misioneros del Sagrado Corazón hizo sus estudios de filosofía en Watertown, (USA), de 1949 a 1952. La teología la estudió en Québec, residiendo durante esos a��os en la casa más antigua de la Congregación, a la sombra del Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Fue ordenado sacerdote el 24 de junio de 1955 por Mons. Desmarais, obispo de Amos.

Recién ordenado sacerdote fue enviado a Rep. Dominicana el 16 de septiembre de 1956, siendo uno de los fundadores del Seminario Misionero de San José de Las Matas, donde fue profesor desde 1956 hasta 1963. En 1959 tom�� la dirección de la Revista Amigo del Hogar hasta el año 1969. La Revista, durante su gestión, experimentó un remozamiento acorde con los nuevos tiempos y la renovación de la Iglesia con el Vaticano II. Además fue el promotor de la imprenta que hoy se conoce como Amigo del Hogar.

El P. Emiliano fue un religioso muy querido y valorado en su grupo, llegando a ser superior de la Congregación en el país desde 1966 hasta 1973.

En julio de 1973 cayó enfermo de tuberculosis. Se trasladó a Canadá y tuvo allí un año de convalecencia. Es durante el tiempo de su enfermedad cuando recibe lo que para él fue un don extraordinario: la curación física y un llamado del Señor al ministerio de la predicación del Evangelio, proclamando a un Cristo vivo y lleno de compasión y de misericordia, de manera especial para con los enfermos y los pecadores.

De 1974 a 1985 el P. Emiliano repartió su tiempo entre el ministerio parroquial en Nagua, Sánchez, Pimentel, La Romana y San José de Las Matas y la predicación de retiros de evangelización en todo el país y en el extranjero. A partir de 1985 el P. Emiliano recibió permiso de su Congregación para dedicarse a los retiros de evangelización a tiempo completo y a través del mundo entero, llegando a predicar en 71 países de los cinco continentes. Publicó tres libros: «Jesús está Vivo» que ha sido editado en 22 idiomas, «Jesús es el Mesías» y «La Vuelta al Mundo sin Maleta». Cabe destacar, además, la iniciativa de evangelizar a través de la televisión con la instalación de los estudios de Lumen 2000 en 1986.

Como soporte humano y espiritual a la gran tarea evangelizadora, el P. Emiliano funda en 1982 La Comunidad Siervos de Cristo Vivo. Diecisiete comunidades están esparcidas hoy por varios países europeos y del continente americano. En nuestro país quedan como legado suyo siete escuelas de evangelizaci��n. La última, en fase de terminación, está ubicada en la Avenida Jacobo Majluta, de Santo Domingo.

___________________________________________

Padre Emiliano

Misionero del Corazón de Cristo

Por: Padre Darío Taveras, Superior Provincial M.S.C.

El P. Emiliano fue el octavo de trece hijos de Leonidas Tardif y Ana Larochell. Nació el 6 de junio de 1928 y ese mismo día fue bautizado en la iglesia parroquial de San Zacarías por el P. Poirier. El día de su nacimiento esperaban que sucediera lo peor: que murieran la mamá y el niño. Es por eso que ese día en la casa habían dos médicos y estaba presente un sacerdote de la parroquia. Según un médico, doña Ana no podía dar a luz al niño y debía evitarlo. Ante esta sugerencia la mamá dijo: “más vale morir en gracia que morir en pecado. Prefiero sacrificarme y que nazca el hijo”.

Todo salió bien y después de Emiliano nacieron cinco hijos más. Cuatro entraron en la vida religiosa: Emiliano y Armando, con los Misioneros del Sagrado Corazón, Luis con los oblatos y Adriana con las Hermanas de Nuestra Señora Auxiliadora. Al P. Emiliano le sobreviven ocho hermanos y viven todos en Canadá.

El P. Emiliano nació en San Zacarías, un pequeño pueblo colindante con la frontera de los Estados Unidos. A temprana edad tuvo que emigrar con su familia a la región de Abitibi. A su papá no le fue bien en unos negocios y tuvo que buscar nuevos horizontes. “Es que papá tenía el carisma de la pobreza, si hubiéramos sido ricos no seríamos lo que somos en nuestra vocación”, esta fue la respuesta del P. Emiliano a la queja de una de sus hermanas que decía “en casa hemos sido siempre pobres”.

Es así como el P. Emiliano pasa varios años de su infancia en un pueblo del Abitibi llamado Rapide Danseur. Y es desde allí que se dirige a la ciudad de Quebec, donde los Misioneros del Sagrado Corazón tenían un Seminario Misionero desde el año 1900. En septiembre de 1941 toca la puerta de este Seminario Misionero donde su hermano Armando era el encargado de la cocina. Allí el P. Emiliano completa sus estudios primarios y cursa la escuela secundaria (1941-1948). El 8 de septiembre de 1948 empieza su año de noviciado con nueve compañeros más. Siete de ellos harán la profesión perpetua como Misioneros del Sagrado Corazón y se ordenarán de sacerdotes. Tres de ellos ejercerán su ministerio sacerdotal y misionero en la República Dominicana: los padres Emiliano Tardif, José Quinn y Raymundo Savard. El 3 de julio de 1952 el joven religioso M.S.C. Emiliano Tardif escribió esta carta a su Superior Provincial:

“Deseo sinceramente consagrarme a Dios en la Congregación de Los Misioneros del Sagrado Corazón para servirlo como religioso y como sacerdote. Después de pedir las luces del Espíritu Santo y, después de haberlo reflexionado mucho, yo le pido, Reverendo Padre, la admisión a los votos perpetuos. Mi confesor me anima a seguir la vocación de Misionero del Sagrado Corazón. Ese es mi más vivo deseo”.

Después de su año de noviciado en Sainte Clothilde recibió su formación filosófica en la casa de estudios que su Congregación tenía en Watertown, al norte del Estado de New York. Vuelto a Quebec para hacer su teología, hace la profesión perpetua el 8 de septiembre de 1952. Durante sus estudios de teología residió en la casa más antigua de la Congregación en América, a la sombra del santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, en la zona colonial de la ciudad de Quebec.

Al finalizar el tercer año de teología fue ordenado sacerdote en la parroquia donde vivía su familia, Rapide Danseur del Abitibi, el 24 de junio de 1955 por Mons. Desmarais, obispo de Amos. Ordenado ya sacerdote y haciendo su último año de teología, el P. Emiliano estuvo pensando en su futuro ministerio y el 8 de diciembre de 1955 le escribió de nuevo a su superior provincial:

“La historia de los orígenes de nuestra Congregación nos dice que esta fiesta de la Inmaculada Concepción es un día muy favorable para obtener un gran favor de Dios. A mí me parece que es la ocasión favorable para pedir algo a Usted que para mí es el representante de Dios. Yo sería feliz de ir a ejercer mi apostolado misionero a Santo Domingo o en otras partes… La razón de mi preferencia es la gran pobreza de la gente privada de los sacramentos y también porque me parece que en el apostolado misionero yo podría hacer fructificar mejor los pocos talentos que Dios me ha dado… Yo confío esta petición a Nuestra Señora del Sagrado Corazón”.

El P. Emiliano recibió una respuesta positiva y llegó a la República Dominicana el 16 de septiembre de 1956.

De 1956 a 1963 fue profesor del Seminario Misionero de San José de Las Matas y colaboraba en la Parroquia. Dirigió la revista Amigo del Hogar desde 1959 hasta 1969. Renovó la Revista y promovió la imprenta que hoy se conoce como Amigo del Hogar. Como Director de la revista le tocó tomar decisiones atrevidas como aquella de publicar un número durante la guerra civil, sobre el asesinato por las “fuerzas del orden” del P. Arturo Mackinnon, en Monte Plata. Siendo Director de la revista Amigo del Hogar en Santiago, se involucró de lleno en la Pastoral diocesana organizando la famosa Campaña del Rosario en Familia del P. Peyton, participando en los Cursillos de Cristiandad y en el Movimiento Familiar Cristiano.

El P. Emiliano fue un religioso muy querido y valorado en su grupo desde sus años de estudiante por su capacidad de iniciativa y por su celo apostólico. Fue Superior de la Congregación en nuestro país desde 1966 hasta 1973 cuando tuvo que renunciar debido a su enfermedad pulmonar. Durante su mandato llevó adelante grandes proyectos de su Congregación como fue el Centro Vocacional de Licey, el Centro de Promoción de Nagua, la residencia de Los Prados en Santo Domingo. Durante este tiempo fue también Presidente de la Conferencia Dominicana de Religiosos (CONDOR), con todo lo que esto suponía de coraje y osadía para enfrentar situaciones conflictivas propias de aquellos tiempos.

Curado milagrosamente de su enfermedad reparte su tiempo entre el ministerio parroquial y la predicación desde 1974 hasta el 1985, primero en Nagua y luego en Sánchez, Pimentel, La Romana y San José de Las Matas. En 1985 nuestra Congregación se cree en el deber de darle libertad al P. Emiliano para que compartiera a manos llenas y como hombre de Iglesia lo que para él fue un don extraordinario: la curación física y el llamado del Señor al ministerio de la Predicación, proclamando a un Cristo Vivo y lleno de compasión y misericordia, de manera preferencial para con los enfermos y pecadores. Fueron 25 años cargados, intensos, llenos de fatiga, recorriendo 72 países, fundando la comunidad laical de los Siervos de Cristo Vivo y organizando las Escuelas de Evangelización.

¿Cuál fue la escuela en la que se formó y el pozo en que bebió?

El P. Emiliano perteneció durante cincuenta a��os de su vida a una familia religiosa, cuyos miembros “tienen sus corazones humanos en particular sintonía con el Corazón Divino” (Juan Pablo II) y cuyo Fundador fue el P. Julio Chevalier.

¿Su fuente de inspiración?: La espiritualidad del Corazón

¿Cuál fue el modelo de su vida sino el P. Julio Chevalier, que no se quedó en la contemplación, sino que fue de aquellos grandes hombres de la Iglesia que “sacan del Corazón de Cristo, de modo pragmático, la energía vital de su actividad apostólica?” (Juan Pablo II, en el Ángelus del 24 de junio 1979). El P. Emiliano supo juntar la espiritualidad del Corazón y el ardor misionero de la Nueva Evangelización. Hizo de la devoción al Sagrado Corazón, la espiritualidad de su vida y predicó el Evangelio del amor misericordioso presentando un Jesús Vivo, esforz��ndose en hacer saber a los pobres de este mundo que Dios los quiere, particularmente a los enfermos de toda clase de enfermedades.

Hay un pequeño libro presentado en las ofrendas de la Eucaristía que explica muchas cosas de la vida del P. Emiliano. El libro de Vida de los Misioneros del Sagrado Corazón fue su guía de peregrino por este mundo y la inspiración de su vida consagrada.

¿C��mo sorprenderse de que, bajo la consigna del fundador — “Amado sea en todas partes el Sagrado Corazón de Jesús” — el P. Emiliano recorriera nuestro país, evangelizara en 72 países muriendo en el norte de Argentina?

¿Cuál fue el Espíritu que recibió en sus años de formación y de vida apostólica?

“Con Nuestro Fundador, contemplamos a Jesucristo unido al Padre con lazos de amor y confianza. Jesús, lleno del Espíritu Santo, daba gracias al Padre por haberse revelado a los pequeños, porque era SU SIERVO, profundamente comprometido con los pobres y los pecadores” (Constitución de los M.S.C. Nº. 6).

“En Jesús vemos al Buen Pastor que va en busca de las ovejas perdidas, que conoce a las suyas y da su vida por salvarlas… Es nuestro Maestro, manso y humilde de corazón, que alivia nuestras cargas y nos procura descanso. Pero también nos plantea exigencias y nos habla con autoridad” (Const. Nº. 7).

¿Qué significa la muerte del P. Emiliano?

“Jesús cumplió la voluntad del Padre y se hizo el servidor de sus hermanos y hermanas hasta morir por ellos, pero su muerte fue su victoria” (Const. Nº. 8).

Más que un entierro, el evento de la muerte del P. Emiliano fue la celebración de la Pascua. Tanto en Santo Domingo como en Santiago, el pueblo celebró la bendición de que el P. Emiliano hubiera vivido entre nosotros.

¿Cómo se explica la vida interior de un hombre con tantas solicitudes y preocupaciones?

“Como Misioneros del Sagrado Corazón, debemos estar convencidos de la necesidad de una profunda vida interior, abierta al Espíritu Santo, para que podamos crecer en la fe y en el conocimiento del misterio revelado en el Corazón de Cristo”. (Const.�� Nº. 14).

Quienes le acompañaban en sus correrías apostólicas lo saben bien: ni las horas de trabajo ni de vuelo le impedían nunca hacer su oración personal, su breviario, su eucaristía.

Muchos se preguntan el porqué de la insistencia del P. Emiliano en tres aspectos de su vida espiritual: La devoción al Sagrado Corazón, a la Eucaristía y a la Virgen Santísima.

“Fieles al espíritu de nuestro Fundador daremos a esta devoción un lugar especial en nuestra espiritualidad y en nuestro apostolado” (Const. Nº. 15).

“En la Eucaristía y por medio de ella Dios renueva su Alianza con nosotros y nosotros le renovamos nuestra entrega personal. Reconocemos, fieles a nuestra tradición, que este sacramento es el centro de nuestra vida de fe…” (Const. Nº. 17).

“Por estar María íntimamente unida al misterio del corazón de su Hijo, la invocamos, como hizo nuestro Fundador, empleando el título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Ella conoce las insondables riquezas del Corazón de Cristo, todo su ser está lleno de su amor, y nos lleva a El, señalando su Corazón…” (Const Nº. 18).

El P. Emiliano se comportó siempre como un hombre de Iglesia. Brindó gran confianza a los laicos. En su trato con el clero no hizo diferencias entre diocesanos y religiosos. Tuvo un aprecio sincero por sus pastores y conjugó todo esto con un gran sentido de pertenencia a la vida religiosa y a su congregación.

Días después de su muerte, me tocó abrir y recorrer su habitación en la Casa de la Anunciación y tuve la impresión de subir, como dice el Libro de los Hechos, a la habitación superior, al aposento alto, desde donde se ve la vida y los sucesos de la historia desde la perspectiva del Reino, mirando más allá de nuestras parcelas, sin dejarse seducir por lo efímero ni dejarse deprimir por lo mezquino.

Al recorrer la habitación del P. Emiliano, tuve la sensación de estar en un lugar desde donde se miran los grandes horizontes, no en el aposento bajo, cuyas ventanas no reciben la brisa del Espíritu Santo. El P. Emiliano tenía la visión de un hombre de iglesia, la perspectiva de quien tiene la certidumbre de recibir la luz del Esp����ritu y el soplo fresco que se siente en el aposento alto.

“Nuestra misión para trabajar por la venida del Reino de Dios como Misioneros del Sagrado Corazón nos viene en la Iglesia y a través de ella. Aceptando esta misión como una gracia y una responsabilidad, queremos estar unidos a la Iglesia por un amor leal y fiel” (Const Nº. 27).

El P. Emiliano, como buen maestro de la palabra humana y divina, salpicó de anécdotas, de historias y del sentido del humor sus constantes ense��anzas delante de toda clase de público. Su última conferencia estuvo salpicada de anécdotas, risas y aplausos.

“El nuestro es un espíritu de familia y de fraternidad, hecho de bondad y comprensión, de compasión, y perdón mutuo, de delicadeza, humildad y sencillez, de hospitalidad y sentido del humor” (Const. Nº. 32).

Al P. Emiliano se le podrían aplicar las palabras de Pedro: “no tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, levántate y anda “ (Hechos 3, 6). Muchos enfermos recibieron la invitación de Emiliano “en nombre de Jesucristo, el Nazareno, levántate y anda”, pero muchos otros necesitados recibieron también de sus manos el oro y la plata que pasó por sus manos, y que él con discreción y largueza repartió.

El P. Emiliano se fue ligero de equipaje. Fue un hombre generoso, un verdadero administrador de los dones del Señor.

Sus colaboradores más próximos se asombraban por su persistencia frente a las adversidades y su audacia para echar adelante sus proyectos. El P. Emiliano convertía las dificultades de una obra en medios para su ejecución. No cabe duda que se inspiró en su padre Fundador que decía: ���cuando Dios quiere una obra, los obstáculos son medios”.

Con el Evangelio de San Mateo que hemos leído en la misa del domingo 20 de junio, el P. Emiliano nos dice a todos, particularmente a los Siervos de Cristo Vivo y a los Misioneros del Sagrado Corazón: “No tengan miedo. ¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo”. No tengan miedo.