LO HUMANO Y LO ESPIRITUAL

Como seres humanos que somos, creados por Dios; cuerpo, alma y espíritu, nuestro cuerpo está compuesto por milésimas de moléculas y sustancias que permiten una armonía fisiológica perfecta en nuestro organismo, entre esto, está nuestro cerebro que trasmite señales a nuestro cuerpo y el cual contiene sustancias que se llaman neurotransmisores, uno de ellos es la serotonina que se sintetiza en las neuronas del sistema nervioso central, donde tiene varias funciones, incluyendo la regulación del estado de ánimo, apetito, sueño, y algunas funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje.

Al citar estado de ánimo, quiere decir que si esta sustancia u otras están desniveladas en nuestro organismo puede provocar una depresión, lo que muchos conocen como un down, y tiene signos y síntomas significativos que se pueden identificar cuando una persona se encuentra en un estado depresivo o tristeza profunda.

En este sentido, cuando la depresión es por un desnivel fisiológico es una depresión endógena, que es un factor interno y que puede ser también un síntoma de otra condición emocional o trastorno, como por ejemplo una bipolaridad, y que muchas veces estas condiciones son hereditarias. Estos casos ameritan psicofármacos acompañados de terapias psicológicas.

El otro tipo de depresión es la exógena, que es aquella que se presenta como consecuencia de factores externos; una pérdida de un ser querido, la pérdida de un empleo, rotura sentimental, una enfermedad catastrófica, etc. estos factores provocan una baja de los niveles de serotonina, por consiguiente el estado de ánimo. Este tipo de depresión es pasajera y no amerita medicación, en algunos casos, terapias de apoyo.

La depresión se clasifica en: leve, moderada y mayor o profunda, esta ultima puede llevar a un ser humano al suicido, además del sufrimiento que vive la persona con esta condición y sus familiares, por la incapacidad de interactuar de manera adecuada con su entorno.

En lo espiritual, la depresión se considera como cualquier otra enfermedad física, aunque esta es emocional, el Señor vino a sanar a los enfermos de manera íntegra, porque para El no hay nada imposible, Luc. 1,37, aunque no debemos olvidar el papel de los médicos, dice la palabra de Dios: Retribuye al médico de acuerdo a sus servicios, también a Él lo creo el Señor. El Altísimo es el que sana, y la capacidad del médico le viene de su Soberano. Ecle. 38, 1-2.

Es importante recibir un diagnostico medico para determinar la condición del paciente, porque la depresión endógena en muchos casos es una condición de por vida que amerita psicofármacos para estabilizar el estado de ánimo del paciente. Teniendo dicho diagnostico en las manos del creador y la fe puesta en El, podemos decir que el Señor es el único que puede sanar una depresión, como el caso de una señora que llevaron a mi grupo de oración con una depresión profunda y estado grave de ansiedad, con ocho años en manos de psiquiatra, tomando antidepresivos y ansiolíticos, los cuales solo la calmaban y la ponían a dormir, tuvo que abandonar su trabajo, su casa y alejada de su esposo por su condición. Oramos con ella, recibió a Jesús en su corazón y recibió sanación. Cuando visitó al medico 8 meses después y sin tomar medicamentos, sorprendido por la nueva mujer que llego a su consultorio y sin el retirarle medicamentos, solo reconoció el milagro que Jesús había hecho en ella y le dio de alta. Hoy esta mujer que ya no toma psicofármacos es evangelizadora en su comunidad.

Cree en Jesús y será salvo tú y tu casa, He. 16,31, es el único que nos puedes sanar, cuerpo, alma y espíritu.

Dios te bendiga

Lic. Ramón Matos Frías
Psicólogo

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