A pocos días ya de celebrar la Natividad del Señor y de comenzar el nuevo año 2009 quiero, junto a todo el Consejo General e la CSCV, desearles muchas felicidades y sobretodo abundantes bendiciones de parte de Dios.

Despedimos el 2008 en medio de grandes dificultades y pruebas. Los periódicos y noticieros son portadores de malas noticias en el orden económico y por ende social, que son capaces de asustar a cualquiera. Con los despidos masivos de los trabajadores, la caída de los grandes Bancos y de gigantescas y ricas compañías en las que muchos ponían la certeza de su futuro, hemos visto como de un día para otro el dinero desaparece, la seguridad se esfuma, aquello que parecía a muchos como la verdadera realidad con la que podían contar, ahora ya no existe más. Todo esto nos hace recordar la recomendación de Jesús de atesorar en el Cielo y no en la tierra, en donde se come la polilla los tesoros y acaba con ellos.