(Tomado de Religión en Libertad)
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Uno de los actos masivos más coloridos del viaje del papa Francisco a México ha sido el encuentro en la tarde del martes con unos 90.000 jóvenes en el estadio José María Morelos, de Morelia, capital de Michoacán. A la llegada del pontífice en un mini-papamóvil los jóvenes católicos corearon gritos alegres como “¨¡Esta es la juventud del papa!” y “Que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, el papa es mexicano, cómo la ven”.
El encuentro estuvo lleno de elementos culturales de simbología indígena, de origen purépecha, sobe todo en las ofrendas y en los bailes del recibimiento al Pontífice. El festival cultural, todo un espectáculo visual, incluyó escenas de indígenas llevando copal, charales del Lago Pátzcuaro, la “danza de los viejitos” y la representación de mariposas monarca, que se refugian en la región de Michoacán huyendo del frío de Canadá.
En realidad, en el estadio solo cabían 40.000 personas. El resto escuchaban fuera del estadio a través de grandes pantallas. Y no solo asistieron jóvenes, sino personas de todas las edades, aunque eran los jóvenes los que más se hacían ver con sus coros y gritos.
En un momento, se dio cuenta de que una niña con síndrome de Down intentaba acercarse al estrado. Le hizo señas de que subiese, y los escoltas la dejaron pasar a ella y a una compañera. Las dos chiquillas se abrazaron al papa y se echaron a llorar mientras el estadio entero tronaba con aplausos emocionados.
La organización del acto quiso ofrecer al papa el canto “Vive Jesús, el Señor”, muy popular en la Renovación Carismática y también en ocasiones de adoración eucarística. Se sabe que el papa no suele cantar, pero sí cantó esta canción en 2014 en el encuentro de la Renovación Carismática mundial en Roma. Este martes volvió a cantarla en unión a la multitud del estadio. Al finalizar el canto, el conductor del acto proclamó tres veces el grito “¡Viva Cristo Rey!”, ligado al tema de la canción: el señorío de Jesús.
Francisco bendijo una cruz que entregó a los jóvenes para que la lleven por las ciudades de México, “callejeando la fe”, según su expresión. La cruz fue protagonista también del acto de cierre del encuentro: unas danzas fueron descubriendo este signo en el escenario, mientras en las gradas se desplegaba un manto con la paloma de Espíritu Santo. El final incluyó, como en casi todos los actos de Francisco en México, un rezo del Avemaría.
En el siguiente enlace se puede leer el discurso completo de este encuentro de jóvenes con el papa Francisco: