Por Rocío Lancho García
Ciudad del Vaticano, 17 de junio de 2015(ZENIT.org)
El santo padre Francisco ha invitado a los fieles a acoger con ánimo abierto la encíclica sobre el “cuidado de la casa común” que es la creación, que será publicada este jueves y que va en la línea de la Doctrina Social de la Iglesia. Lo ha hecho al finalizar la audiencia general, donde miles de peregrinos de todas las partes del mundo se han reunido una semana más para escuchar la catequesis del Santo Padre.
Esta nuestra casa -ha recordado el Papa- se está estropeando y eso daña a todos, especialmente a los más pobres. “La mía es una llamada a la responsabilidad, en base a la tarea que Dios ha dado al ser humano en la creación: ‘cultivar y cuidar’ el ‘jardín’ en el que le ha puesto.
El Papa Francisco se dirige, claro está, a los fieles católicos, retomando las palabras de San Juan Pablo II: «los cristianos, en particular, descubren que su cometido dentro de la creación, así como sus deberes con la naturaleza y el Creador, forman parte de su fe» (n. 64), pero se propone «especialmente entrar en diálogo con todos sobre nuestra casa común» (n. 3): el diálogo aparece en todo el texto, y en el capítulo 5 se vuelve instrumento para afrontar y resolver los problemas. Desde el principio el Santo Padre recuerda que también «otras Iglesias y Comunidades cristianas – como también otras religiones – han desarrollado una profunda preocupación y una valiosa reflexión» sobre el tema de la ecología (n. 7). En varios momentos, el Pontífice agradece a los protagonistas de este esfuerzo – tanto individuos como asociaciones o instituciones –, reconociendo que «la reflexión de innumerables científicos, filósofos, teólogos y organizaciones sociales ha enriquecido el pensamiento de la Iglesia sobre estas cuestiones» (n. 7) e invita a todos a reconocer «la riqueza que las religiones pueden ofrecer para una ecología integral y para el desarrollo pleno del género humano» (n. 62).
Estructura de la Encíclica
La estructura del documento se encuentra trazado en el n. 15 y se desarrolla en seis capítulos. A partir de la escucha de la situación a partir de los mejores conocimientos científicos disponibles hoy (cap. 1), recurre a la luz de la Biblia y la tradición judeo-cristiana (cap. 2), detectando las raíces del problema (cap. 3) en la tecnocracia y el excesivo repliegue autorreferencial del ser humano. La propuesta de la Encíclica (cap. 4) es la de una «ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales» (137), inseparablemente vinculadas con la situación ambiental.
En esta perspectiva, el Papa Francisco propone (cap. 5) emprender un diálogo honesto a todos los niveles de la vida social, que facilite procesos de decisión transparentes. Y recuerda (cap. 6) que ningún proyecto puede ser eficaz si no está animado por una conciencia formada y responsable, sugiriendo principios para crecer en esta dirección a nivel educativo, espiritual, eclesial, político y teológico. El texto termina con dos oraciones, una que se ofrece para ser compartida con todos los que creen en «un Dios creador omnipotente» (n. 246), y la otra propuesta a quienes profesan la fe en Jesucristo, rimada con el estribillo «Laudato si’», que abre y cierra la Encíclica.
Ejes temáticos
El texto está compuesto por algunos ejes temáticos, vistos desde variadas perspectivas, que le dan una fuerte coherencia interna: «la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida.» (n. 16).
Clave de lectura
Los recientes acontecimientos en relación a la publicación de la Encíclica han generado diversas expectativas, sobre todo en relación a los aspectos relacionados con las políticas ambientales actualmente en discusión. Ciertamente, la Encíclica del Papa Francisco podrá y tendrá un impacto sobre las importantes y urgentes decisiones en este ámbito. Pero no se debe dejar en segundo lugar la naturaleza “magisterial, pastoral y espiritual” del documento, cuya amplitud, profundidad y mensaje no pueden reducirse al aspecto de las determinaciones de las políticas ambientales. Por todo ello, es importante ‘situar’ la Encíclica en su propio contexto, es decir, en el de la realidad de la fe, y como nos recuerda el libro del Génesis: Dios creador pone al hombre como custodio de la creación, con la tarea de conservar y renovar la casa común.